La historia de los pueblos, escrita por sus habitantes, muestra de manera fehaciente la participación de los mismos en búsqueda de su bienestar y prosperidad.
Así es que algunas personas por su trayectoria, cobran una relevancia especial, tal es el caso de Alejandro Luis Permingeat, quien nos dejara en estos días.
Por este motivo, el Movimiento Vecinal de Teodelina quiere compartir con los ciudadanos una semblanza, a manera de homenaje, de quien fuera uno de sus creadores.
Alejandro se definía a sí mismo como “boyero por nacimiento, tenedor de libros por vocación, cerealista por necesidad y presidente comunal por accidente”.
Esta última faceta es la que queremos rescatar especialmente ya que este “accidente” duró más de 20 años, donde se concretaron innumerables obras, tales como construcción de barrios/viviendas, Casa de la Cultura, Biblioteca Popular, pavimentación, red de gas natural y tantas otras que por su extensión se hacía difícil narrar. Lo que sí es seguro que no quedó un área que no fuera contemplada en su administración.
Pero más allá de los hechos materiales, nos gustaría destacar algunos rasgos de su accionar que trazaron su perfil como hombre público:
- Tenía una insistencia casi samaritana para que lo que debería ser publicado por la Comuna lo fuera en “tiempo y forma”;
- elegía confraternizar con sus adversarios en lugar de descalificar, no necesitando de discursos grandilocuentes pues pensaba que no se debía responder con agravios pero si con obras;
- llevó adelante una función pública, con aciertos y errores, como tantas otras gestiones, pero con responsabilidad y un profundo agradecimiento y respeto a los habitantes de su localidad que habían confiado en él y sus colaboradores;
- fue a votar hasta último momento, reflejo de su compromiso cívico;
- aspiraba que, al dejar la función pública, pudiera caminar por las calles de su pueblo con la frente en alto;
- paralelamente, en su vida privada, creo una importante empresa destinada a servicios y productos agropecuarios. En la misma estuvo hasta el final acompañado por un eficiente equipo de trabajo y generando numerosos puestos laborales;
- profesaba un gran afecto por su esposa, hijos y nietos;
- y podríamos seguir con anécdotas y experiencias que excederían la finalidad de esta semblanza.
Sólo el tiempo, que agiganta los recuerdos, podrá reconocer la trascendencia de su obra… mientras tanto, nuestro saludo a sus familiares, amistades y a todos los que acercaron su mensaje de despedida.
Se fue un gran hombre!
Que su legado se acreciente, recordando que TEODELINA, la del nombre de mujer, será la beneficiara de quienes deseen continuar en su camino.