RECIBIMOS Y PUBLICAMOS LAS OPINIONES DE NUESTROS LECTORES:
“UNA MIRADA DE LA ACTUALIDAD DE LA DESESPERANZA A LA ESPERANZA”
Hace un tiempo leí un artículo titulado “Argentina, sociedad anómica”. En el mismo se hacía referencia a la “ANOMIA”, concepto que significa la existencia de leyes, normas, etc., pero que no se cumplen, generando una lógica situación caótica.
En ese momento pensé que con el devenir todo podría cambiar, pero para mi asombro, capacidad que no debemos perder, comprobé que algunas cosas, lejos de mejorar, se intensifican.
Esta posmodernidad, también llamada “era de los excesos” nos trajo algunos comportamientos, como por ejemplo a la pérdida de autoridad, o el “todo vale”, asistir a un vértigo que se evidencia en el descontrol de tránsito (exceso de velocidad, uso y abuso de teléfono, transporte de hasta cinco personas en un ciclomotor) animales circulando cual dueños por las calles, miemtras sus amos con tenencia responsable, miran para otro lado; bebés o niños sentados al volante, con el riesgo que ello implica, etc.
Y entonces me pregunto: ¿Cuánto hace que la vida dejó de ser un valor prioritario?.
De la misma manera, fuerte presencia del “YO” en desmedro del “NOSOTROS”; comportamientos ególatras y narcisistas, desconociendo un sentimiento nosístico que nos enseña que la salvación está entre todos o no se salva nadie.
* Así también, carencia de conductas éticas ejemplares desde los cargos de conducción, necesarias para ser imitadas, cerrar la grieta y tener una ruta a seguir.
* Probablemente, también funcionarios, cuya idoneidad no es la apropiada para los cargos designados; y nosotros, porque las culpas deben ser compartidas, con falta de coraje cívico, pues creyendo que con emitir el voto hemos cumplido con nuestro deber, olvidando insistir y si es preciso resistir, para que las leyes, normas, ordenanzas, se cumplan.
De ser así creo que los resultados serían otros.
Con cierta perplejidad sigo observando los síntomas de esta época y no sin lamentar, me pregunto.
¿Qué sociedad le vamos a dejar a las generaciones venideras?
O tal vez, con una mirada esperanzadora sean ellos los que la reviertar, logrando que aquel título citado al principio se transforme en un lugar donde los valores y el orden estén vigentes para que sea un orgullo vivir.
Quisiera desconocer la máxima de un pensador que dijo: “El principal enemigo del hombre es el hombre mismo”.
Y pensar que en nosotros está el potencial para lograr el cambio deseado.
Prof. Olga B. Barra
DN: I5.117.358