00:05 hs – Jueves 22 de Julio de 2021
Desde hoy hasta el domingo a la madrugada, habrá fiebre de cierre de listas, fundamentalmente en el peronismo santafesino que, a horas de la clausura, no tiene definido el panorama.
Omar Perotti estuvo ayer en la Casa Rosada recorriendo despachos, y tratando de poder imponer sus nombres, o mejor apelar al singular: su nombre. No es otro que Roberto Mirabella, otro rafaelino, a quien el gobernador quiere ver sentado en la banca, como ahora. El problema que tienen los rafaelinos es que Cristina quiere que también siga ocupada la banca por María Sacnun.
“Escuchame Omar, ¿por qué no vamos con Agustín (Rossi) de candidato, de última hacemos una interna?”, le dijo el presidente de la Nación al gobernador. Para Perotti nunca puede ganar el peronismo santafesino llevando un kirchnerista en la punta de la boleta. “Primero tenemos que definir qué queremos. Si queremos ganar tenemos que tener candidatos que salgan del núcleo duro. Aunque (Roberto) Mirabella no mida nada tiene más proyección con Omar encima. Con Rossi o con Sacnun perdemos en la general”, dijo ayer una alta fuente.
Alambrar la provincia
El gobernador no puede dar el brazo a torcer con Cristina porque sería visto desde afuera y desde adentro del Frente de Todos como una raya a su liderazgo. A los santafesinos les gusta que el gobernador defienda su territorio, lo alambre, pero esto es otra cosa. Hay tres liderazgos en juego: Perotti, Cristina y Fernández.
En la lista de Perotti figuran Marcelo Lewandowski, Florencia Carignano, Leandro Busatto y un cuarto lugar para el sector de Sergio Massa. Se quedan afuera referencias de otros sectores importantes del peronismo. De esas listas hay cincuenta, pero mejor no comprar el pescado sin filetear las partes podridas, diría el Turco Asís.
Lo concreto es que sin acuerdo del trío, no se debe descartar la concurrencia a elecciones en las Paso. El gobernador, seguramente, querrá imponer lo suyo y Cristina no es difícil de arrear.
Rossi podrá preguntarse porqué lo meten en el berenjenal de la interna cuando está más que cómodo en un Ministerio como el de Defensa, donde no tiene problemas serios que enfrentar. Como en ningún otro lado, Santa Fe expone el trípode peronista. ¿Será Perotti el que se le anime a Cristina a una interna Mirabella vs. Sacnun? En esto nunca hay que jugar todas las fichas. Hasta el último segundo tiene chances el peronismo de ir hacia un lado o el otro. O no ir hacia ningún lado.
En los demás campamentos políticos, ha comenzado la pasarela de los candidatos, las fotos y las llegadas a Santa Fe de dirigentes nacionales en forma de aval. Juntos por el Cambio tiene ante sí una interna que puede llegar a ser atractiva, pero que debe asegurar la unidad pos Paso. Todas las competencias internas dejan heridas.
En las últimas horas estuvo en la provincia de Santa Fe el senador nacional porteño Martín Lousteau, quien le dio un sonoro apoyo a la candidatura a senador de Maximiliano Pullaro, uno de los tres radicales que competirán.
Extra UCR es Federico Angelini, quien quiere convertirse en el auto oficial del PRO. Ya recibió los apoyos de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich.
En algún momento habrá que preguntarse —se lo deberán preguntar los candidatos— qué buscará la sociedad en septiembre. Hoy, la depresión le gana a la bronca. A diferencia de 2001, la sociedad no busca crear sus propios anticuerpos ni formatear su propia categoría de intereses con la conformación de asambleas populares. La clase media hoy esta diezmada ante tanto desastre económico y sanitario.
La que siempre genera los cambios es la clase media, es la que dinamiza los procesos y marca los tiempos. De su conducta en los comicios de septiembre y noviembre dependerá el futuro del país. Hasta aquí el antecedente de las elecciones provinciales en Jujuy marca un desinterés notorio con la política electoral: apenas fue a votar el 65%.
A esta serie les faltan varios capítulos, y el futuro dependerá de muchas variables. Siempre, el estado de los bolsillos es lo fundamental. Pero, en 2017, ocurrió otra cosa: el gobierno de Macri ya vislumbraba ser un desastre, pero la sociedad votó la marca Cambiemos, creída de que lo peor había pasado y venía “el segundo semestre” prometido. En Santa Fe ganó una persona a la que no conocían ni sus propios votantes. Aun hoy, muchos sufragantes de Cambiemos no saben quién es Albor Cantard, el triunfante de los comicios a diputado.
Eran tiempos de creencias, de mirada optimista hacia el futuro. Nada de eso sucede hoy. Nadie cree que pasado mañana va a estar mejor. La sociedad viene de creer en Macri y en Fernández.
El primero dijo que su objetivo fundamental era terminar con la pobreza y la aumentó casi un 10% más. Fernández venía a solucionarles los problemas económicos a la clase media, y hoy la inflación es como la salitre del mar que corroe todo lo que encuentra cerca. No hay buenas historias.