A mi tanto que me gusta escribir, no me salen las palabras. Demasiadas pérdidas en los últimos años machucan el espíritu y el nudo en la garganta endurece los dedos. El final tanta veces anunciado llegó y con efecto de mazazo. Cerró el Diario El Informe, mi fuente de trabajo y proyección profesional durante 17 años. Cerró un medio de comunicación que unía con la palabra escrita gran parte de esta ciudad y la región. Muchas personas de esta ciudad y localidades vecinas que prestaban servicios en forma directa o indirecta se quedaron sin trabajo. Hoy cierra otro medio de comunicación, pero nuestras voces no serán silenciadas.
Hay quienes pretenden separar la empresa de sus trabajadores, pero la empresa fuimos todos. Se acusó muchas veces de partidismo político y la dirección de este medio tenía su ideología, como la tienen la de todos los medios de esta ciudad, sin embargo doy fe de que por lo menos los que escribíamos teníamos pensamientos distintos y convivíamos armoniosamente en las mismas páginas.
Esta semana El Informe ya no saldrá más a la calle y la ciudad no reacciona, el Estado que debería velar por que la más amplia información llegue a la comunidad prefiere invertir unos pocos pesos comprando espacios donde se los adula y protege y si no lo hacen tienen a quien llama y aprieta, con levantar una mísera pauta que es aceptada resignadamente por los propietarios, porque la publicidad es hoy un bien escaso y ansiado.
También cierra una fuente trabajo, perdida importante para quienes por la edad o por haber sido esta durante años la única profesión que ejercieron, les resultara muy difícil reinsertarse en el mercado laboral. La reacción es impavidez de quienes se sirvieron durante muchos años de un medio que prestigiaba su presencia en sus páginas y cero empatía con sus vecinos desempleados. Lo que todos convenientemente ignoran es que un medio de comunicación es garantìa de un sistema democrático.
Norma Migueles