Columba de opinión;
Cuántas veces hemos escuchado: “Todo tiempo pasado fue mejor”. Me animaría a decir que fue “diferente”. En algunos aspectos realmente coincido, pero en otros se superó; con solo pensar lo que la tecnología logró facilitar los quehaceres domésticos (por ejemplo, el lavarropas) brindando mejor calidad y economía de tiempo.
También es cierto que otrora las palabras tenían su valor; sobre todo cuando de un acuerdo se trataba, bastaba con un apretón de manos y el tema quedaba cerrado con garantía de cumplimiento.
Pero, en este artículo, quería referirme en especial a palabras que tienen que ver con la educación.
¿Sabía usted que …?
Escuela significa “ocio productivo”, es decir, el lugar al que se concurre en tiempo libre para producir conocimientos que luego serán compartidos y reproducidos.
Maestro, “el que es más, sabe más”, en el sentido de que saborea lo que sabe y lo transmite haciéndolo gustar.
Alumno, “ser sin luz”, que justamente asiste a la escuela buscando la luz de Prometeo y, que a través de la razón, le permita aprender y aprehender los conocimientos.
Y así podríamos continuar con otros conceptos.
Sé que las generalizaciones resultan inapropiadas, pero, observando el presente, vemos la evolución de las palabras y nos encontramos con lo siguiente:
Y, por ende, las estadísticas son elocuentes.
Frente a este panorama que un autor describió hace un tiempo como una verdadera tragedia educativa, sobreviven escuelas, docentes, esforzándose en enseñar porque saben que “el niño aprende por sí mismo, pero no por sí solo” (Piaget); que aspiran al mérito sostenido por el esfuerzo, tratando de combatir la mediocridad apoyada en el facilismo.
Alguna vez Argentina sobresalió en el contexto mundial por su excelencia educativa.
Posiblemente sea una expresión de deseo, pero qué bueno sería recuperar el valor de las palabras para volver a iluminar a tantas generaciones necesitadas del saber.
Por eso, es imperativo aportar a la educación: la investigación, la ciencia y la educación.
Como soy optimista, y todo se rige por ciclos, creo que las utopías existen y será posible revertir esta situación, recuperando aquello que no debimos perder.
Finalmente, tomo prestado el lema de nuestro Archivo Histórico: “El pasado dice cosas que al futuro le interesan”.
Prof. Olga Beatriz Barra