El papa Francisco saludó está sábado a un grupo de los Cascos Azules argentinos presentes en Chipre como parte de la Misión de Mantenimiento de Paz de las Naciones Unidas en esa República europea, la Unficyp.
Durante su visita de tres días a Chipre, el Pontífice recibió a primera hora de este sábado -poco antes de viajar a Grecia- en la Nunciatura Apostólica de la capital chipriota Nicosia a un grupo de los 268 hombres y mujeres que conforman la Fuerza de Tarea Argentina (FTA), presente en el país desde 1993.
“Me gustaría expresar mi gratitud a todos por el recibimiento y el afecto que me han demostrado, así como es reconfortante conocer comunidades de creyentes que viven el presente con esperanza y apertura hacia el futuro, que comparten esta gran visión con los más necesitados“, les dijo Jorge Bergoglio.
La misión de paz de Naciones Unidas de la que forman parte los Cascos Azules se encuentra desplegada a lo largo de la denominada “línea verde” que divide la República de Chipre, al Sur, y la República Turca del Norte de Chipre, establecida en 1974 tras la invasión de Turquía a la isla más oriental de Europa.
“Los @cascosazulesARG que cumplen Misiones de Paz en Chipre tuvieron un cálido encuentro con el Papa Francisco, donde le transmitieron el compromiso de nuestro país y del @MindefArg de colaborar en el mantenimiento de la Paz y con ayuda humanitaria para los refugiados“, destacó desde Twitter el ministro de Defensa, Jorge Taiana, al referirse a la reunión.
Los Cascos Azules estuvieron acompañados por su capellán, el sacerdote Mario Cáceres.
“¿Qué sería de Chipre sin la presencia de su misión?”, les agradeció el Pontífice a los militares argentinos al despedirse. Un grupo de los Cascos Azules había participado ayer de la Misa del Papa en el Estadio GPS de Nicosia con una bandera argentina entre los 10.000 fieles presentes.
Al encuentro de este saábado asistieron también la mayor general Ingrid Gjerde, comandante de la misión, y el jefe de la Fuerza de Tarea 58, teniente coronel Walter Alexander Parzsyk.
Repartidos entre el Ejército, Fuerza Aérea y Armada, los Cascos Azules son parte de una aporte argentino ininterrumpido desde 1993 a la Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre.
El contingente argentino tiene dos bases en Chipre, llamadas San Martín y Campo Roca, y una unidad aérea de helicópteros.
La presencia de Cascos Azules argentinos en la isla, como su intervención en otras Misiones de Paz, responde a “una verdadera política de Estado encaminada a procurar un ordenamiento global basado en el multilateralismo, el respeto al Derecho Internacional y a la resolución política y diplomática de diversas formas de conflictos y violencia”, señalaron este sábado desde el Ministerio de Defensa a través de un comunicado.
En estos casi 30 años, más de 15.600 hombres y mujeres han compartido su labor junto a camaradas de países como Austria, Brasil, Canadá, Chile, China, Croacia, Hungría, Paraguay, Serbia, Eslovaquia y Reino Unido.
La denominada República Turca del Norte de Chipre ocupa en torno al 36% de la isla más oriental de Europa y fue establecida tras la invasión de Turquía de 1974. Sin embargo, no ha logrado hasta el momento más reconocimiento internacional que el de Ankara, por lo que sus pobladores, conocidos como “turcochipriotas” solo pueden permanecer en ese territorio o cruzar al país de Medio Oriente.
En 2004, la República de Chipre, al Sur de la “línea verde”, pasó a integrar la Unión Europea, lo que aumentó las diferencias en los niveles económicos de las dos naciones.
Así, el referéndum celebrado en 2004 sobre una eventual reunificación de la isla tuvo un rechazo del 75,83% de los grecochipriotas del Sur, mientras que del lado Norte solo se opuso el 35,1%.
El diálogo entre los grecochipriotas y la parte turca de la isla está interrumpido desde 2017, más allá de contactos informales que se hicieron en abril de este año en Ginebra, Suiza.
El jueves, al hablar en Nicosia frente a las autoridades chipriotas, Francisco había reclamado “diálogo y reconciliación” para el conflicto.
“La herida que más hace sufrir a esta tierra es la provocada por la terrible laceración que ha padecido en los últimos decenios”, lamentó el Pontífice desde el Palacio Presidencial de Nicosia, en su segundo discurso en suelo chipriota.
“Me refiero al sufrimiento interior de cuantos no pueden regresar a sus casas y lugares de culto”, agregó Francisco, en el primer día de la gira de cinco días por el Mediterráneo por la que desde hoy y hasta el lunes también visita Grecia.
Según denuncia Chipre, muchos lugares de culto católicos han sido convertidos en mezquitas desde la ocupación de 1974.
“Ruego por la paz de ustedes, por la paz de toda la isla, y la deseo con todas las fuerzas. El camino de la paz, que sana los conflictos y regenera la belleza de la fraternidad, está marcado por una palabra: diálogo”, pidió el Papa en esa dirección.
“Tenemos que ayudarnos a creer en la fuerza paciente y humilde del diálogo, que podemos extraer de las Bienaventuranzas. Sabemos que no es un camino fácil; es largo y tortuoso, pero no hay alternativas para llegar a la reconciliación”, agregó el Papa.
Para el Pontífice, en su tercer viaje internacional de 2021, se debe alimentar “la esperanza con el poder de los gestos en lugar de poner la esperanza en los gestos de poder”.
En ese marco, Francisco reclamó un “compromiso por entablar un debate sincero que ponga las exigencias de la población en primer lugar, a una implicación cada vez más activa de la Comunidad internacional, a la salvaguardia del patrimonio religioso y cultural, a la restitución de cuanto en este sentido es más querido por la gente, como los lugares o al menos los objetos sagrados”.
“A este respecto, quisiera expresar mi aprecio y animarlos en relación al Religious Track of the Cyprus Peace Project, promovido por la Embajada de Suecia, para cultivar el diálogo entre los líderes religiosos“, profundizó luego.
Según reclama Chipre, el 36% de su territorio continúa ocupado de forma ilegal por Turquía y unas 800 personas continúan desaparecidas a causa del conflicto.
“En esta coyuntura, no dejemos prevalecer el odio, no renunciemos a curar las heridas, no olvidemos los casos de las personas desaparecidas”, pidió el Papa.
Francisco ya había recibido a grupos de Cascos Azules en el Vaticano durante audiencias generales de 2016, en Plaza San Pedro, y de 2017, en el Aula Pablo VI.